lunes, 6 de julio de 2009

Todo un gran basural


Todo comenzó por un papel que Franco sacó de su mochila, convirtió en cohete y lanzó sobre la cabeza de Agnán. Este, muy enojado, lo aventó sobre el cuaderno de dibujos de Miro, justo cuando terminaba de pintar un hermoso elefante. Miro rompió el papel en pedazos y lo arrojó al suelo, provocando la reacción de otros compañeros quienes hicieron lo mismo: arrancaron y picaron hojas de cuaderno, creando una lluvia de papeles en la sala de clases.
Cuando llegó la profesora, el piso no se veía, todos los muebles estaban cubiertos de papel.
La profesora castigó a los niños; estos debieron salir con bolsas de basura a limpiar el patio del colegio.
Durante la noche, Miro tuvo una pesadilla: soñó que vivía en un mundo diferente, en donde estaba permitido arrojar papeles y basura al suelo. El colegio se convertía poco a poco en un gran
basural. Las autoridades del colegio y los profesores, dejaban a los niños hacer cuanto quisieran. Todo estaba permitido, si hasta el señor Pineda arrojaba cáscaras de plátano en los pasillos sin parar de reír. Algunos profesores se insultaban entre sí diciéndose cosas feas. Nadie parecía controlarse, ni siquiera el rector.
En su pesadilla, Miro quería que todo volviera a ser como antes pero, sólo había desorden y basura a su alrededor. Pronto llegaron las ratas, la sarna, los piojos y toda clase de infecciones por bacterias, que aunque invisibles causaban serias
enfermedades. Los niños, desastrados y malolientes, no paraban de rascarse la cabeza y el cuerpo.
Miro estaba a punto de llorar cuando abrió los ojos, y observó con gran alivio la limpieza alrededor: el colegio seguiría siendo el mismo, con las normas y disciplina de siempre.