sábado, 25 de abril de 2009

La Pandilla

Miro va por la calle, con rumbo a ninguna parte. En casa dijo una mentira para tener permiso.

De pronto en una esquina, unos chicos conversan animadamente. Parecen simpáticos y originales. El lider del grupo aparenta ser el más fuerte de todos. Miro lo saluda, pero la respuesta no es tan amigable.

_Soy Miro_ dice con timidez.

_Soy Fago, pero me llaman “El jefe”_ responde el niño.

_¿Quieres ser de los nuestros?_ pregunta. A Miro le parece una idea divertida.

_¡Claro_ responde Miro.

_Bien, entonces tendrás que pasar una prueba.

_¿Cual prueba?

_Ya lo sabrás a su debido tiempo.

_Está bien; puedo pasar hasta las pruebas más duras: ya tengo diez años_ responde Miro con seguridad.



segunda parte


_ Ilusionado, Miro piensa que la prueba consiste en una carrera de resistencia alrededor de la cancha de futbol del barrio o algo parecido.

_ ¿Ves la casa amarilla de la ladera?_ pregunta Fago.

_Si.

_Es de una bruja. Mis amigos y yo la conocemos mucho.

_No sabía_ dice Miro.

_Tendrás que arrojar una piedra en la ventana y quebrar un vidrio_ afirma Fago desafiante.

_Yo nunca he quebrado un vidrio. Además, si me descubre y me pega.

_No te pegará. Nosostros te cuidaremos. ¿Verdad chicos?_ Los demás se ríen y se burlan.

_Está bien, ustedes me cubrirán.

Miro quiebra el vidrio con una pedrada certera y violenta. Luego se da a la fuga.

Una mujer mayor sale de la casa corriendo tras él. Tiene una escoba en la mano. Miro está asustado: su corazón amenaza con escapar del pecho y sólo desea creer que todo es una pesadilla y esa fea bruja es una bella joven jugando a las escondidas.

Una vez más, Miro se encuentra en peligro.

Recuerda: los verdaderos amigos no ponen condiciones.


Pena y Rabia


Miro siente pena y rabia. Fago y sus amigos sólo quieren burlarse. Ellos no saben compartir y se sienten superiores humillando a los demás.

Miro se siente tonto. Desea que una bruja malvada lo convierta en sapo y así nadie lo pueda reconocer. Miro siente rabia contra Fago y sus amigos, por la forma malvada que tienen de comportarse.

Ellos son canallas, salvajes y despiadados.

Porque quizá no conocen la solidaridad.

No han aprendido una mejor manera de vivir.

Quizá la rabia que sienten contra el mundo la descargan contra los demás.

Quizá les falta amor y cuidado.

Miro siente pena y compasión.

Miro siente gran compasión.

La rabia hacia Fago y sus amigos comienza a esfumarse.

Tal vez sólo basta mantenerse alejado.

Y saber que no todos buscamos la paz.


Primeros Auxilios de Miro


Miro es un niño como todos, pero debe estar preparado en caso de que ocurra algún accidente en el colegio y algún compañero caiga al suelo por un desmayo, un golpe etc.

- En primer lugar debes llamar a un profesor o adulto encargado.

- Acercarte a la persona y tranquilizarla.

- Jamás mover a la persona, puede que tenga una lesión y sólo puede movilizarlo una persona entrenada.

- No dar agua, tampoco hacer que huela perfume o algo así. Hay que darle un espacio para respirar, que no hayan muchas personas alrededor.

- El control de pulso debe hacerlo alguien entrenado, de preferencia un adulto. El pulso se toma en la arteria radial de la muñeca, usando los dedos índice y medio. (Normal en niños es de 80 a 100 pulsaciones por minuto).

Tomar el pulso en la arteria carótida del cuello no es aconsejable, a menos que se trate de personal entrenado en salud.

- Asegúrate eso sí, de desabotonar la camisa de la persona para que pueda respirar bien, soltar la corbata y si hace frío abrigarla.

- En caso de que el niño esté sangrando, hay que comprimir el sitio del sangramiento con algún apósito sacado de enfermería o una prenda de ropa lo más limpia posible.

Recuerda siempre el ABC de la urgencia:

131, A Ambulancia

132, B Bomberos

133, C Carabineros

Con estos números no se juega. Mientras alguien llama para hacer una broma, alguien podría estar pasándolo muy mal.


Por una pelota

Miro Nomira juega a la pelota durante las vacaciones. Todo es un festival de goles, hasta que la pelota salta lejos y decide rescatarla, y no mira a izquierda ni derecha, simplemente cruza la calle cuando viene el bus.

Por fortuna el bus se desvía y Miro salva con vida, pero casi muere el gatito que venía del otro lado. Miro vio con alivio que el gatito logró salvarse.

Nunca arriesgues tu vida por seguir una pelota.